Cuando éramos pequeños, especialmente en verano, era una fiesta cuando mi abuela Kika preparaba sus famosos «pancitos». Llamábamos así a unos panes suavecitos, redondeados en su parte superior y dorados en el horno de la cocina a leña de la casa.
Los preparaba con leche y manteca casera. Eran un manjar. No puedo olvidarme del olorcito impregnando cada rincón de la enorme casa donde vivíamos, ni de su gusto, ni del placer que sentíamos apenas detectábamos el aroma.
Muchos años después, ya adulto, y como para introducir un cambio iimportante en mi propia familia, decidí prepararlos con mis propias manos, y así dejar de adquirir el espantoso y artificial pan que se prepara generalmente en nuestras panaderías.
Honestamente, no me salen exactamente iguales a lo que recuerdo. Quizá la levadura no tenga la calidad de antes, y con absoluta certeza la leche comercial no es la leche previamente hervida y ordeñada apenas horas antes que usaba mi abuela. El calor del horno a gas que tengo por supuesto tampoco es tan parejo como el de la cocina a leña. O quizá simplemente algún truco de la experiencia que desconozco. Pero de todas maneras salen unos pancitos que son un manjar y que nos han permitido prescindir por completo del pan comercial.
Generalmente los preparo una vez por semana, o dos. Para nosotros tres nos duran exactamente toda la semana si no comemos sin control. A diferencia del pan comercial, que de un día para otro se convierte en un arma arrojadiza compacta y peligrosa, este pan puede guardarse a temperatura ambiente en una bolsa cerrada, o en heladera si hace mucho calor, durante por lo menos una semana, manteniéndose rico y esponjoso. También es riquísimo cortado en rodajas y tostado. Como es semidulce, es excelente para acompañar comidas saladas como guisos, asados, ensaladas, o cualquier otra, o para comer en el desayuno o la merienda con el té, café o chocolatada.
Con esta receta salen seis hogazas.
Ingredientes:
6 tazas de harina no leudante, 25 g levadura, 1 taza leche, 1 taza agua, 10 cucharadas azucar, 100 g manteca
Preparación:
Mezclar leche y agua más bien frías y disolver 5 cucharadas de azúcar. Disolver ahí la levadura y agregar manteca fundida fría. Mezclar harina con el resto de la azúcar y pizca de sal. Hacer un hueco y agregar la mezcla con la levadura.
Amasar un buen rato y dejar levantar alrededor de una hora.
Amasar de nuevo y armar pancitos. Dejar descansar 30 a 50 minutos más. Pintar con leche antes de meter al horno. Cocinar 30 min en horno moderado. Si son grandes, tardan un poco más.
Notas:
La cantidad de leche y agua debe ser más o menos medio litro. La masa queda pegajosa pero se amasa hasta que no se pega más.
Para que queden más ricos se puede cambiar la relación leche-agua poniendo más leche. También se puede variar la manteca, poniendo menos o más según se desee. Los he preparado hasta con 25 g manteca, quedando excelentes de todas maneras.
Se pueden guardar en freezer crudos o cocidos.